Compré un cuaderno nuevo pensando que tal vez así mi escritura mejoraría y tú por fin saldrías de ella.
Las manos se me quemaban por llegar y contarle al papel cualquier cosa siempre y cuando no tuviera que ver contigo.
Al llegar a casa lo tomé entre mis manos, lo abracé como despidiéndome de las palabras que podrían ser para ti.
Busqué la pluma adecuada, el color que se viera bien en el negro de las hojas de la libreta nueva que compré para no escribir de ti.
Escogí una tinta color blanco y luego me sentí culpable por la insultante blancura, por la impureza de los pensamientos que salen de mi puño y letra.
Abrí la libreta, tomé la pluma y me paralicé. Palabras para ti se aglutinaron en mi atrofiada mente, jodida por ti.
Me negué a plasmarlos mientras observaba el negro papel de renglones naranjas que me llamaban a hacerlo.
Y me sentí enferma, desesperada por no poder escribir sin ti en mis torpes trazos.
Y me rendí, me rendí otra vez, sucumbí nuevamente ante tus encantos, ante tu maldito recuerdo, ante tu infame lejanía...
Me veo llenando la libreta nueva de hojas negras y renglones naranjas que compré para no escribir de ti ni para ti, con letras y letras de insultante color blanco que hablan de ti y son para ti...
Saturday, November 26, 2005
Insultante blanco
Irremediable
Irremediable... es la mejor palabra que se me ocurre para definir mi lamentable condición de enamoramiento por ti.
Tú, tan lejano, tan ajeno a mí, a mi mundo, con tu vida hecha, un camino trazado. Yo, tan lejana a ti, tan ajena a ti, tan tuya y sin ti.
Los años pasan y contrario a las leyes, no dejo de extrañarte, no dejo de pensar en ti, de querer sentir tus brazos a mi alrededor, tus labios sobre los míos, por oír tu voz.
¿Qué pasa? Yo te quiero, tú me quieres, ¿y luego?
Pasarán los años y seguiré siendo parte de tu juego y mi situación seguirá siendo irremediable.
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